Esta mañana hemos atravesado el ecuador de las marchas.
Nuestro segundo día de camino ha transcurrido por un entorno espectacular.
Hemos llegado a Fuertescusa, con una acogida fantástica del pueblo.
Tras un buen manguerazo a una temperatura que más quisieran
muchos balnearios, hemos repuesto un poco el desgaste del cuerpo a través de un
taller de masajes. Ya entrada la tarde,
hemos tenido la celebración penitencial, epicentro del día, donde nos
hemos reconciliado y acercado un poquito más al Señor.
Finalmente, por la noche, los narcos se han apropiado del
pueblo, y nos hemos unido a los contrabandistas…¿saldrán ilesos nuestros
acampados?