Esta mañana hemos amanecido muy temprano, pues nos esperaba una
etapa muy especial.
Desprovistos de mochilas, pero cargados de muchas ilusiones y expectativas, nos hemos enfrentado a una subida que escondía muchas sorpresas: dos avituallamientos muy refrescantes, unas vistas de ensueño, donde casi casi rascamos el cielo.
Desprovistos de mochilas, pero cargados de muchas ilusiones y expectativas, nos hemos enfrentado a una subida que escondía muchas sorpresas: dos avituallamientos muy refrescantes, unas vistas de ensueño, donde casi casi rascamos el cielo.
Y cuando todo parecía que no podía mejorar ¡¡SORPRESA!!
Ya que tomábamos una dirección que nos resultaba muy muy familiar ¡¡Así es, nos reencontramos con un viejo conocido!! El Monasterio de San Miguel de las Victorias.
Tras el merecido "manguerazo", y la catequesis, disfrutamos en el taller de risoterapia y relajación.
Ya que tomábamos una dirección que nos resultaba muy muy familiar ¡¡Así es, nos reencontramos con un viejo conocido!! El Monasterio de San Miguel de las Victorias.
Tras el merecido "manguerazo", y la catequesis, disfrutamos en el taller de risoterapia y relajación.
Ya
por la tarde, tuvimos la oportunidad de reconciliarnos con el Señor, y después
de un divertido y modificado Jungle Speed...la última de las sorpresas que nos
guardaba el día: una noche TERRORÍFICA bajando al pueblo.
¿Se puede pedir algo más?
¿Se puede pedir algo más?