Después de haber pasado la noche en Cañamares, los mayores han continuado su jornada en el pueblo haciendo un juego y después han caminado hacia la playa artificial donde han pasado la mañana y han comido en la Dehesa. Por la tarde han regresado al campamento.
Los pequeños, por su parte, y en el monasterio, han tenido actividades dentro de la normalidad de un día de campa.